Editorial del programa de Radio Voces y Política, 2 de febrero del 2022.

Faltan 3 días para que se abran las urnas electorales a las 6 de la mañana el próximo 06 de febrero.

Para una persona como este servidor que vivió el auge y caída del bipartidismo, este proceso electoral 2022 es extraño.  Tiene sus peculiaridades.

Ya hemos hablado en ocasiones anteriores sobre la realización de la campaña electoral y la emisión del voto en esta de pandemia con el Coronavirus.  No recuerdo un evento electoral anterior en estas condiciones.

También en otras emisiones hemos hecho referencia a la oferta electoral.  Desde el punto de vista cuantitativo tanto la papeleta para elegir presidente y vicepresidentes como diputaciones es numerosa lo que implica necesariamente la duda de por quien votar.  Desde el punto de vista cualitativo, la gran mayoría de candidaturas y propuestas programáticas y partidarias están ubicadas en el espectro ideológico del centro a la derecha. Esto implica que en matices a veces casi imperceptibles se den diferencias. Una suerte de dispersión por cantidad y concentración por calidad.

El contexto inmediato y anterior de la contienda ha estado marcado básicamente por dos situaciones:  la corrupción y la toma de decisiones del Gobierno PAC.   Parece que los temas de desigualdad estructural han estado bajo la sombra de estas dos situaciones.

Desde el punto de vista de los estudios de opinión parece que casi todos han marcado la misma tendencia en la intensión del voto.  Un gran numero de personas que no están manifestando estar decididos por una u otra candidatura y que el estudio de panel del CIEP muestra como un grupo con alguna volatilidad en dar apoyos, quitar apoyos o cambiar de apoyos.

Un primer lugar en la intención hacia el PLN, un segundo lugar en el apoyo a la candidata del PUSC y un tercer lugar sin una definición clara sobre Nueva República, Frente Amplio, Progreso Social Democrático y Progresista Liberal.  Aproximadamente 19 candidaturas no lograr saltar la barrera del margen de error.  Incluida la candidatura del partido que actualmente está en el gobierno.

En términos de comportamiento electoral según sexo, edad o ubicación geográfica parece existir clivajes entre las mujeres, los jóvenes y las zonas rurales.  Entre cada una de estas categorías también hay variaciones lo cual vuelve muy complejo y arriesgado establecer afirmaciones definitorias.

Toda elección conlleva una dosis de incertidumbre, pero esta parece ser la mas incierta del siglo XXI.  Hasta el momento.

Si se detienen a explorar la oferta de las diputaciones no solo los números y calidades crecen en magnitud, sino que también la confusión.  Como se sabe no se vota por personas sino por partidos en las papeletas para la asamblea legislativa.  Siendo este, hoy por hoy, hacia donde se ha movido el centro del presidencialismo costarricense.

Igualmente, no se puede dejar de mencionar el desgaste del sistema de elecciones democráticas de este país.  Urge revisar el sistema de financiamiento de las campañas desde hace años.  Urge transformar el uso democrático y en igualdad de condiciones de todos los espacios de comunicación existentes.  Hay que estar alertas sobre el funcionamiento a la hora del resultado final del sistema de alternancia y paridad en las papeletas.  Igualmente, y no por ello menos importante, hay que revisar la permanencia del voto domiciliar y la incapacidad de introducir el voto electrónico y por correo.

 

 

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