Marco Tulio Araya Barboza Periodista

En octubre del año pasado me dejaron por debajo de la puerta una nota titulada "Acto Informativo", de la empresa Proyecto Torres 3 G, tenía el placer de anunciar la construcción de una torre de telecomunicaciones en el sector donde vivimos.

En la página Web, no encontramos nada que nos sirviera para saber la ubicación exacta, las dimensiones, la potencia de irradiación, entonces enviamos un correo, y al siguiente día, la señorita Diana Mainieri del departamento Servicio a la Comunidad de esta empresa, nos respondió una parte de la información solicitada: "La estructura a instalar será una torre de base triangular de 45 metros de altura y se ubicará en un terreno de 400 m2 en la Urbanización La Leyla, específicamente de la gasolinera Meco 300 Oeste y 150 Sur". ¡A unos cuantos metros de nuestra casa!

Empezamos a organizarnos para saber lo que estaba ocurriendo, un grupo de vecinos ya habían iniciado las averiguaciones en la municipalidad de San Carlos. En efecto la empresa estaba gestionando los permisos. No podíamos creer que el gobierno y las instituciones que están ahí para protegernos, fueran a otorgar los permisos para meternos un puñal en el corazón del barrio.

Aclaramos de una vez: no es que estamos opuestos a que se instalen antenas pero no enmedio del barrio, pero dígame usted, a quién le va a gustar que le pongan una antena de 45 metros en el patio de la casa y que irradie las 24 horas del día, todos los días del año. Existen estudios científicos avalados por la Organización Mundial de la Salud que advierte sobre los riesgos de la exposición. A quién le gusta ser junto con su familia "conejillos de indias", y esperar en un futuro seamos estudiados para detectar los impactos sufridos. El sentido común indica que hay que ser precavidos y habiendo terrenos alejados de los barrios, no entendemos por qué irrespetan el entorno de una urbanización, haciendo en mil añicos el paisaje y causando una real amenaza en caso de terremotos o alguna otra situación de emergencia.

Nos quejamos ante la empresa y unos días después recibimos de la señorita Diana el siguiente correo, con lo que nos volvió el alma al cuerpo pero también nos desmovilizó: "Hice las averiguaciones del caso con la empresa Polar Breeze. Ellos me informaron que el sitio ya había sido dado de baja".

Hace unas semanas, vimos con alarma la instalación de un rótulo donde se indica que en ese sitio se va a construir la antena y los avales ambientales por parte de la SETENA.

Y empezamos la organización y la lucha, o qué creían que nos íbamos a quedar cruzados de brazos sabiendo que las normas aprobadas para Costa Rica están muy alejadas de las normas que se aplican en países como Suiza, Italia, Chile y otros países donde, alguna información especial tendrán para haber bajado los parámetros. Y entre más investigamos más nos alarmamos.

Nos dimos cuenta de que no éramos un caso aislado, que miles de personas están alarmados porque también les quieren meter un puñal en el corazón de su barrio, irrespetando centros educativos, guarderías, hogares de ancianos... también nos dimos cuenta que hay profesionales entregados al estudio de los aspectos técnicos y las leyes, por lo que unidos daremos la lucha para que se nos respete.

 

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