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Fuente: costaricahoy.info

En los últimos años el tema de desarrollo sostenible, conservación y preservación del ambiente, así como la proliferación de Organizaciones No Gubernamentales dedicadas a esta temática nos hizo acercarnos a don Bernardo Aguilar González, Director Ejecutivo Fundación Neotrópica pionera del ambientalismo en Costa Rica.

COSTA RICA HOY – Don Bernardo ¿qué hace en estos momentos la Fundación Neotrópica?

BERNARDO AGUILAR – La Fundación Neotrópica tiene 25 años de existir, es una de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) más viejas del país en el área ambiental, creada por Mario Boza, Álvaro Ugalde y Rodrigo Gámez, es una de las pioneras en muchas áreas del país.

Inició en la cuestión de tratar de hacer conservación, con los seres humanos en las comunidades lo que fue un poco primitivo. En 1985 (cuando nace) no había salido el reporte de la Comisión PRUGAM que estableció el concepto de desarrollo sostenible, entonces nosotros en la fundación estábamos ejecutando el primer gran proyecto, que fue un proyecto boscoso en la Península de Osa, y llamábamos a Europa, a Estados Unidos para preguntar: ¿tienen ustedes buenas publicaciones que nos digan que es esta cuestión del desarrollo sostenible? Y más bien ellos nos decían, “todo lo que ustedes puedan analizar y evaluar pues mándennoslo a nosotros porque en realidad hay muy poco”.

En ese momento Estados Unidos estaba inyectándole a Costa Rica tres millones de dólares diarios en ayuda externa y mucha de esa ayuda estaba dirigida a lo que eran estos proyectos alrededor de los parques para efectos de reducir lo que hoy en día llámanos en la fundación “los conflictos ambientales” y de ahí la fundación desarrolló un perfil técnico creíble, de gestión con proyectos grandes con un gran aprendizaje pero también se cometieron muchos errores se en esa época… Boscosa fue un excelente ejemplo de cosas que no se tiene que hacer una ONG a una zona rural que están a la par de las áreas de conservación, por ejemplo, no se debe desarrollar relaciones de dependencia, no promover una acción en las comunidades que se llama autogestionaria.

Cuando yo llegué a la fundación hace dos años la junta directiva quiso que nos redefiniéramos y que lo hiciéramos buscando esas raíces pero abrazando un ambientalismo mas contemporáneo, más novedoso, un ambientalismo social, eso indicaba dos cosas: una que teníamos que buscar un objeto de trabajo adecuado para la realidad del país y dos que teníamos que remendar una seria de cuestioncillas que venían del pasado, porque la fundación se había enfocado mucho en lo que era la venta de servicios, y decidimos enfocarnos en lo que es conflictividad ambiental y rescatar el enfoque hacia las comunidades ubicadas en las áreas de trabajo que tenemos definidas, con estaciones de campo.

También un poco el utilizar las partes con que trabajas en el Valle Central para enfocarlas hacia grupos que tienen conflictividad por un problema de injusta distribución de los costos y beneficios del desarrollo de la conservación así comenzamos a encauzarlo, entonces en los últimos dos años Neotrópica se ha metido en una serie de temas que tienen que ver precisamente con eso: 1- en la Zona Sur el gran dilema es si vamos a hacer de la zona del Pacifico Sur una reproducción del modelo guanacasteco de turismo y desarrollo, 2- la zona del Pacifico Central, el gran dilema es como lidiar ya con el modelo establecido, el modelo este del Pacifico Central en Guanacaste y 3- en la Zona del Caribe alto, cerca de Turrialba en la zona de Atirro, que ahí pues los asuntos en los que nos estamos enfocando mas tienen que ver con el manejo de la cuenca del río Reventazón y con la situación de pobreza de las poblaciones que están cercanas, por ejemplo la Reserva Indígena Chirripó, que es de las zonas más pobres del país.

En común una de las cuestiones que nos ha quedado al trabajar en estas zonas es que efectivamente nuestro país se graduó en ser del tercer mundo en el año 2000 de acuerdo con el AID, pero que las condiciones a las que uno se refería son un reflejo mas que nada de las cifras macroeconómicas que empuja la situación del Valle Central y la situación de zonas por ejemplo como San Carlos y otras que son las más prosperas del país, pero que en zonas como el Pacifico Sur, (sur sur), en zonas como el Pacifico Norte la situación es otra y la conservación comienza a asociarse con fenómenos de migración, con fenómenos de menos oportunidades de desarrollo y la única forma de que hay es una conservación sostenible es de una u otra forma que se puede revertir ese proceso de manera que las poblaciones no sean tan inestables, que haya un sentido de arraigo, que no haya dependencia de recursos que tengan no están centralizados en el país.

Entonces digamos en esa gran línea, nosotros hemos abrazado una serie de temas específicos, entre ellos el tema de los humedales y el tema de los manglares. Desde hace dos años que comenzamos con dos proyectos grandes uno con financiamiento del fondo Blue Moon de los Estados Unidos, con la participación de la Universidad de Belmont y con otras contrapartes tanto de acá como de afuera y otro con financiamiento del Gobierno Holandés enfocados uno en el Humedal Nacional Térraba Sierpe y el otro en los manglares del Golfo Dulce que están fuera del Parque Nacional Piedras Blancas.

CRH – ¿Cuál es la diferencia entre manglares y humedales?

BA – El manglar es un tipo de humedal, hay humedales marinos y hay humedales terrestres. Los humedales marinos incluyen los manglares básicamente lo que hace que usted pueda hablar de un humedal es que durante cierto tiempo del día o del año, esas plantas tienen una cobertura de agua hasta cierto punto de su cúspide, entonces por ejemplo igual es un humedal, un manglar como lo es un yolillal, palmas de yolillo que están anegadas y se desarrollan ahí eso también es un humedal. El manglar es un tipo específico de ecosistema de humedal.

CRH ¿En qué está trabajando últimamente la fundación neotrópica?

BA – Desde hace algún tiempo también hemos trabajado mucho con un sistema Y Lucas polillas, para aumentar la conectividad en zonas como la Península de Osa, también con la deuda ecológica, temas como la huella ecológica, sobre todo aquí a nivel de la cuenca del Río Grande de Tárcoles dirigido hacia el problema que tenemos con que en el Valle Central tenemos la cantidad de desechos que se generan y la cantidad de impactos que se generan y que absorbe la cuenca en la parte baja donde están los manglares de Guacalillo y los humedales del Parque Nacional Carara.

Esa línea de temas es más o menos lo que hemos estado haciendo, tenemos aparte lo que son proyectos, actividades con estudiantes tanto nacionales como extranjeros y también un programa corporativo y esas son las tres fuentes de vida de nosotros, todos orientados hacia la aplicación en las zonas en las que estamos trabajando y que hay compañeros de campo allá.

CRH – ¿El término conservación ya es antiguo o ha evolucionado?

BA – Claro, lo que pasa es que hay una definición fundamental: una cosa es la preservación y otra cosa es la conservación. La preservación quiere decir existir, modo no atacar, yo creo que en eso el pensamiento conservacionista ha avanzado mucho y lo que se busca hoy en día mas que nada es un mosaico de diferentes alternativas que se ajusten al manejo de recursos que permite el balance entre las poblaciones humanas y lo que queda en reserva. Lo cierto es que esa perspectiva antigua de la preservación más o menos se parece a lo que antes se pensaba con los museos que lo que hay que hacer es mantener muestras representativas de algo para que la gente tenga chance de ir a verlo, hoy en día, la forma en que se ve la conservación es mas funcional integrándolo con las poblaciones humanas; plantea muchos retos en Costa Rica.

Desde la administración Figueres Olsen se planteo el reto de manejar el país a través de áreas de conservación es decir técnicamente lo que se dice de que Costa Rica tiene el 25 por ciento del país en áreas silvestres protegidas, lo cual no es correcto, Costa Rica decidió manejar el cien por ciento de su territorio como que si fuera un conjunto de áreas de conservación, pero ese esfuerzo que se hizo, esa ideas que se trataron de implementar, que se están tratando de implementar, implican cosas como ahorita estemos en medio del área de conservación de Cordillera Volcánica Central, aunque estemos en la sala de mi casa, estamos en una mancha urbana gigantesca con una serie de impactos que todavía no hemos aprendido a procesar, San José no tiene tratamiento de aguas residuales, entonces efectivamente hay un avance en las concepciones de la conservación, Costa Rica a nivel latinoamericano va muy adelante de los demás países.

Durante diez años yo fui profesor en los Estados Unidos y les puede decir con todo conocimiento de causa que aquí hay ideas que se están tratando de implementar que son mucho mas avanzadas en el tema de conservación, que en otras regiones mas desarrolladas como su nivel de bioregionalismo. Los pequeños proyectos de conservación costarricense es nada que ver como lo que por ejemplo sucede en Estados Unidos, donde la mayoría de las áreas protegidas están concentradas en un biotopo.

CRH – ¿Tenemos los ticos una cultura ambientalista?

BA – Si y no, yo creo que cuando se habla de cultura hay que distinguir varias capas, a nivel de la cultura popular costarricense se está comenzando a trabajar, si usted se pone a ver la campaña que estamos haciendo nosotros de Misión Humedales, ahí intencionalmente hemos querido tener injerencia en la cultura de consumo y tratar de encontrar aliados dentro de ella que ayuden a la gente a entender en idioma fácil, como decía don Pepe hablar sencillo, lo que es la importancia de un recurso en particular, esto es un proceso que se ha internalizado en ciertas áreas y yo siento que lo hemos logrado en las que mas que en otros, pero en lo que tiene que ver con educación los programas educativos del Ministerio de Educación Pública, todavía se encuentra que los muchachos tienen una noción de ambiente que es muy general pero no es aterrizadita, lo que está alrededor de ellos cuesta mas que lo relacionen.

Para darte un ejemplo, si vos te vas ahí a Río Azul, te vas a Lomas, que fue una invasión de ocupantes en precario, eso está dentro de la zona protectora la Carpintera pero vos le preguntas a cualquiera de los chiquillos de la escuela que a donde está la zona protectora de la Carpintera y lo que ellos te dicen es que está allá lejos donde está el bosque, o sea no tienen esa noción de que ellos viven en un área protegida, es una circunstancia histórica el hecho de que se hayan construido las casas ahí pero que tendrían también derecho a buscar los recursos, plantar mas árboles en su comunidad para que o sea esto estuviera mas bonito por el hecho de ser una zona protegida, ellos no tienen esta noción, ¿por que? Por que los programas curriculares no están ajustados a las realidades específicas de los lugares en los que se desarrollan y no tienen suficientes recursos, francamente nosotros lo vivimos mucho en las escuelas, entonces yo siento que la cultura costarricense en algunos campos va avanzando, definitivamente si hay una noción muy intuitiva del valor para efectos de mantener las fuentes de ingreso del país, de conservar, pero hace falta especificarlo, hace falta masificarlo y todavía digamos no tenemos una cultura ambiental tan sofisticada como para distinguir lo que se puede llamar lavado verde, de lo que es un verdadero avance hacia la conservación.

CRH – ¿Cómo es la relación de las ONGs ambientales con el Tribulal Ambiental Administrativo? ¿SETENA?

BA – Estamos hablando en un caso de una organización disfuncional, el Secretaría Técnica Ambiental (SETENA), a Setena no le alcanza con los recursos que tiene y la forma en que está constituida en estos momentos se ha prestado para que su tarea sea menos que estelar, yo siento que… demasiadas veces ya se les ha inundado la casa durante los últimos años como para comprender uno que las cosas no andan del todo bien ahí, no tiene los suficientes recursos para lidiar con la cantidad de estudios de impacto ambiental que debería de hacer, no tiene el equipo técnico para implementar una serie de herramientas que la misma ley le manda, el Setena debería de estar implementando evaluaciones que sean integrales que no van solo con el estudio de impacto ambiental sino que también requiere una evaluación de los costos y beneficios económico ecológicos en algunos casos sobre esos proyectos lo dice la ley pero el Setena no tiene el equipo para hacer eso.

Por otro lado si hablas del Tribunal Ambiental Administrativo (TAA) estás hablando de una situación muy fea por que dependiendo de la agenda política que vos tengas te van a llegar Poderes Ejecutivos que son mas o menos ambientalistas. El hecho de que el (TAA) sea una dependencia del Poder Ejecutivo es una verdadera aberración, porque la forma más fácil de movilizarlo, es quitándole el presupuesto y que el presupuesto lo estén decidiendo desde el concejo de Gobierno, es burro amarrado contra tigre suelto.

CRH – ¿Cómo sería la forma de realizarlo entonces?

BA – Mire yo creo que nosotros tenemos que tener entidades administrativas que puedan llevar acabo lo que tiene que hacer el Poder Ejecutivo, que es la investigación y documentación técnica, pero la jurisdicción tiene que ser independiente. La labor de un Tribunal Ambiental, es una labor que tiene tanto que regular al sector privado como al sector público, tiene que tener la capacidad de parársele al Estado y decirle no señor mire este proyecto está jodido.

CRH – ¿Y con qué organismo entonces?

BA – Con una jurisdicción, una jurisdicción ambiental en Cosa Rica es un tema que se ha vuelto tabú en el país, pero no tenemos una jurisdicción ambiental, tenemos una jurisdicción contenciosa administrativa que requiere un montón de trabajo para efectos de entender cuestiones de índole ambiental a nivel de prueba. Tenemos una jurisdicción agraria que muchas veces le entra al asunto de lo que tiene que ver con lo ambiental en la materia agraria, tenemos un jurisdicción penal pero sin embargo las economías de escala que nos permitiría tener una jurisdicción ambiental serian formidables, yo creo que deberíamos tener una contraloría, una fiscalía ambiental digámoslo así, adscrita al poder ejecutivo y deberíamos tener unas jurisdicción ambiental separada que garantice la independencia, para esas son las cortes.

CRH – El Tribunal Ambiental Administrativo, agota la vía administrativa pero siempre queda la vía judicial…

BA – El Tribunal Ambiental Administrativo no agota la vía administrativa, de hecho el tribunal ambiental administrativo en ese sentido es un hibrido por que el que agota la vía administrativa es el jerarca del sector, entonces yo no necesito ir al Tribunal Ambiental Administrativo para efectos de presentar un reclamo, por ejemplo el Ministro de Hacienda, podría ir perfectamente a presentarlo directamente, pero yo siento que el Tribunal Ambiental Administrativo es una condición intermedia algo que se hizo mientras se podía implementar algo mejor, coyunturalmente es mejor tenerlo que no tenerlo eso si y me parece a mi que en estos momentos la persona que lo dirige es una persona con las mejores intenciones del mundo, don José Lino es una persona que yo lo he visto verdaderamente embarrialarse los zapatos, en eso yo no cuestiono para nada al Tribunal, lo que siento es que puede ser vulnerable y en conversaciones con el mismo José Lino lo he verificado de que en términos de recursos, si se le puede debilitar.

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