Escrito por Carlos Murcia en el Semanario Universidad

El problema de escasez de agua potable en algunas comunidades del país en los últimos años no se ha valorado en absoluto; el uso irracional y la mercantilización de este recurso fundamental va en acelerado aumento e intereses de transnacionales se anteponen a las necesidades básicas de comunidades que ahora protestan ante estas y otras consecuencias del “desarrollo”.

Estos son algunos ejemplos de cómo se afectan las fuentes de agua en Costa Rica:

* En Guanacaste los megaproyectos hoteleros y el abastecimiento de agua potable en sectores turísticos está provocando el agotamiento irreparable de los principales acuíferos, Sardinal es el caso más claro de esto.


* En Siquirres de Limón la contaminación de agroquímicos impide que varias comunidades cercanas a plantaciones piñeras puedan consumir de los acuíferos del lugar.


* En muchas partes del país existen proyectos para concesiones de minería metálica, la cual utiliza químicos que ponen en riesgo cuencas enteras, tal es el caso de Crucitas de San Carlos.


* Un último caso no menos impactante, es el de las represas hidroeléctricas (una de las mal llamadas energías limpias) que se han proyectado para áreas muy frágiles y de riqueza ecológica importante.

Dicen algunos que “el agua que no has de beber déjala correr” y sin embargo parece que estos años la regla es: “el agua que puedas beber, es porque no se pudo vender”. En todo el mundo la privatización de este recurso es una de las principales ocupaciones de los títeres del poder del capital; los derechos humanos y el acceso equitativo a las condiciones materiales básicas que sustentan la vida de las poblaciones humanas deben pasar a ser hoy mismo parte de una lucha propia de estas.

La participación-organización de cada quien en pro de evitar el continuo deterioro de su medio ambiente y el futuro aprovechamiento de todos los recursos, no solo implica el estar comprometidos y comprometidas con la voluntad de cuidar la naturaleza actuando de forma racional en nuestras actividades cotidianas, sino principalmente enfrentar las formas injustas del “desarrollo” y sus excusas para perpetuar la injusticia.

En Costa Rica, el agua no corre libre, y la entrega a ciegas de este y otros recursos naturales es la puerta a crisis ya vividas en otras partes del mundo. Hasta hace algún tiempo, lo que no tenía nombre ni apellidos gracias a la opinión de gente que se auto-proclamó como más inteligente hoy se le llama subdesarrollo, y es uno de los cuentos que han provocado la dependencia a tratos, tratados y arreglos donde el pobre es el que debe pagar más. 

Los principales proyectos del modelo neoliberal solamente van dejando cada vez  más preocupantes perspectivas. Ante los problemas presentados es evidente el “abandono” general por parte de las instituciones del Estado, que definitivamente perdieron su ingenua visión de servicio al bien de las mayorías, en un sistema que nunca ha  pretendido tales cosas. Actualmente el agua ha quedado a merced de cualquiera y parece que a muchos les preocupa saber a dónde se fue, pero hasta ahora es muy poca la gente dispuesta a salir a buscarla

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