La mayoría de los reglamentos municipales siguen regulando solo las torres, el elemento inerte

Mauricio Ordóñez Arquitecto en nacion.com

¿Cómo se van a regular urbanamente antenas adosadas a los edificios? ¿Cómo se les van a pedir alturas o retiros determinados de colindancias o sitios sensibles, de zonificación, si los reglamentos municipales solo hablan de torres, o a lo sumo postes?

¿Cómo se van a regular urbanamente las antenas sobre vallas publicitarias, cuáles sus alturas y retiros, si los reglamentos solo hablan de torres, o a lo sumo postes? ¿Cómo se hace para que los monopostes cumplan con los retiros y alturas adecuados?

¿Cómo protegemos a los habitantes de actuales o futuras construcciones de altura, o en cuesta, contra un exceso de emisiones? No serán muchos todavía, serán más en el futuro, pero tenemos que protegerlos. Las emisiones no tienen que estar en la cara de las personas, retiros de 50 a 70 m de su lóbulo principal puede ser aceptables. Un teléfono puede conectarse y subir su señal a distancias superiores de 600 m sin problema y esfuerzo (fuente Ericcson).

La única manera es que la regulación municipal incluya las antenas radiantes. No solo las torres. Las antenas son una instalación eléctrica como cualquier otra, parte de la obra constructiva en cuestión, a la cual perfectamente se le pueden poner regulaciones urbanas como alturas mínimas respecto al suelo o los límites de altura de construcción de la zona, retiros de colindancia y de sitios considerados sensibles, o determinada zonificación. Eso es de absoluta competencia municipal (como hacen en otras municipalidades del mundo). No regularemos la potencia o características de la antena en sí, ni midiendo su densidad de potencia, que es cosa de los operadores y eventualmente de Sutel.

Si no regulamos la ubicación de las antenas radiantes, las pondrán por la libre. Nos saldrán por el frente y la espalda, por el lugar menos pensado. De casi nada servirá cualquier regulación de torres.

Nota de la Redacción:

En la edición del domingo 14 de agosto, erróneamente se atribuyó la autoría del artículo “Antenas por la libre” a Abraham Balzer Molina y no, como corresponde, al arquitecto Mauricio Ordóñez. Por esta razón, reproducimos el artículo el día de hoy. Ofrecemos nuestras disculpas a los dos profesionales citados.

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