Editorial del Programa de Radio Voces y Política, 18 de agosto, 2021

Según el Censo del 2011, la población afrodescendiente corresponde a un 7.77% de la población del país, un total de 161.402 mujeres se auto identificaron afrodescendientes.

Los datos del Censo indican que la población afrodescendiente con algún tipo de trabajo remunerado es del 54,4%. En este punto se subraya una gran brecha de género, ya que sólo el 35,6% de las mujeres afrodescendientes tiene esta condición en comparación con el 72% de los hombres afrodescendientes.

Solo el 16,1% de las mujeres afrodescendientes tienen seguro directo, en comparación con el 30,7% de hombres.

En el cantón Central de Limón y de Talamanca vive un 45% de la población que identifica como afrodescendiente.

¿Cuál es el camino recorrido hasta hoy para estas personas mujeres sujetas de derechos?

Para la CEPAL:  “Hablar de la autonomía de las mujeres afrodescendientes en este ámbito requiere reconocer el rol protagónico que han cumplido históricamente en la defensa del pueblo negro y afrodescendiente, como guardianas de saberes y prácticas ancestrales y como lideresas políticas junto a sus comunidades a lo largo de la historia colonial-esclavista y republicana de América Latina y el Caribe. Los movimientos políticos desarrollados por ellas garantizaron la supervivencia de los grupos y de sus comunidades durante siglos y, más que eso, permitieron también la preservación y la renovación de prácticas culturales, simbólicas y religiosas, fundamentales para la reconstrucción de la identidad de la población afrodescendiente en la diáspora (Santos, 2012).

En este sentido, es necesario tener presente que la actuación y la movilización política de las mujeres afrodescendientes en la región existen desde que la primera mujer africana llegó al territorio latinoamericano y caribeño en la condición de esclavizada y se rebeló contra la violencia del sistema esclavista. Los procesos organizativos contemporáneos de las mujeres afrodescendientes traen consigo la herencia de estas prácticas de insurgencia, lo que las llena de un sentido y una fuerza ancestrales. Volcar la mirada hacia estos procesos, admitiendo además la pujanza del pensamiento político que se despliega desde las organizaciones de mujeres afrodescendientes y del feminismo negro, es fundamental para romper con el “silencio ruidoso” que invisibiliza a estas mujeres como protagonistas de sus propios destinos.”

Estamos en el mes de la conciencia de la herencia afrodescendiente en nuestra nación. Estamos en el año del bicentenario de la independencia de la Patria. Personas de origen africano, personas negras y afrodescendientes conviven en este territorio prácticamente desde el siglo XVI. Son parte de nuestro ser de muchas formas culturales y realidades sociales, económicas y políticas. Muchos de los firmantes del Pacto de Concordia eran afrodescendientes. ¿Qué significa en realidad ser una nación multicultural y pluriétnica en pleno Siglo XXI?

 

 

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