Editorial del Programa de Radio Voces y Política, 26 de mayo, 2021

Desde que inició este año 2021, en su programación Voces y Política, ha venido insistiendo en el deterioro preocupante de espacios democráticos en la sociedad costarricense y, sobre todo, la vulneración del Estado Social de Derecho. Modelo de Estado que se encuentra malherido y con pronóstico reservado respecto a su sostenibilidad en el futuro.

Parece que cada día que pasa se amanece menos democráticos. 

 No es fácil asumir este pesimismo, en estos aciagos meses en que parece colapsar el sistema de salud pública a pesar del monumental trabajo de los y las funcionarias públicos, sobre todo, de la Salud.  Algunos y algunas han dado su vida en esta guerra pandémica.

 Como catástrofe extraordinaria que estamos viviendo, se sabe que existen consecuencias directamente derivadas del evento pandémico.  Contagio y Decesos.  También hay consecuencias lamentables producto del contagio de rebaño y la pérdida de responsabilidad social.  Y quizás entre lo más lamentable están las consecuencias derivadas de la toma de decisiones del ejecutivo y el legislativo en diversas materias.  

 Costa Rica venía arrastrando una bochornosa concentración de la riqueza y diferentes manifestaciones de desigualdades sociales desde antes del 2019.  Poblaciones vulnerables por su condición educativa, por su condición de género, por su condición étnica. 

 En este ciclo egoísta, la agenda que ha predominado es la de la “ideología del déficit fiscal” de una plutocracia ebria de poder y de negocios sin rostro humano y sin ningún interés por la redistribución de la riqueza vía inversión social.

 Cada día que pasa miles de costarricenses pierden empleo y sus familias calidad de vida. Manifestaciones de pobreza material poco a poco empiezan a ser un triste retrato en las calles urbanas y en los campos incultivados. Pobreza, Miseria y Desempleo Crecen.

 Uno de los ángulos más deplorables de este pandemónium es la pérdida de una generación completa de costarricenses que están quedando fuera del sistema educativo.  El año pasado aproximadamente 15, 000 estudiantes, que arrancaron en febrero 2020 el ciclo lectivo, no pudieron nunca conectarse a un dispositivo inteligente para recibir alguna clase virtual.  Sencillamente desaparecieron del sistema educativo. 

 La pérdida de calidad en este rubro de la educación, nos está haciendo retroceder en los índices de desarrollo humano sostenible y nos aleja definitivamente el cumplimiento de metas sociedad.

Hace dos semanas la presencialidad del sistema educativo volvió a colapsar por la pandemia y se tuvo que tomar la decisión de interrumpir el ciclo lectivo 2021. Se esgrimió como una de sus principales justificaciones la imposibilidad de que cerca de 400,000 estudiantes tengan conexión a internet.  Un doble golpe para esta generación. 

Recuperar esta desagradable desigualdad no está en la agenda de la plutocracia y sus seguidores del ejecutivo y legislativo.  ¿Dónde están los precursores de Mauro Fernández?  Hace más de 120 años se declaró la educación gratuita y obligatoria para personas de ambos sexos.  Eso significó que a inicios del siglo 20 Costa Rica fuera una de las naciones con los más bajos índices de analfabetismo en el subcontinente.  100 años después significó tener niveles educativos de primer mundo. 

Hoy parece irse todo eso por la borda.  ¿Será que es tan imposible declarar la educación de este país Gratuita, Obligatoria y de Accesibilidad Universal?  ¿Para qué se hizo el FONATEL sino para redistribuir la riqueza?  En esta hora un paso al frente de esta institución marcaría una diferencia en el futuro de miles de costarricenses.

Es así que a las desigualdades sociales consecuencias de esta pandemia existen decisiones u omisiones en materia de manejo de emergencia de las finanzas públicas.  ¿Cómo enfrentar esta emergencia si no es incrementando en inversión social? 

Pesimismo o realidad? Como sabemos ahora tenemos que sumarle a la lista de desigualdades sociales esta pérdida de toda una generación de costarricenses del sistema educativo.

Ahora tenemos desigualdad producto del desempleo por despidos de dudosa legalidad, flexibilización laboral vulnerante de derechos laborales, salario mínimo precarizado, informalidad urbana y rural, amenazas a todo el marco de derechos laborales de todos los trabajadores (públicos y privados) conquistados desde hace décadas, y una enorme Incapacidad de dialogo social que imposibilita un pacto nacional en la hora de la verdad.    Desigualdades que se acumulan con consecuencias inimaginables.

Recuperar esta generación podría tardar décadas.  

Seguimos amaneciendo cada día menos democráticos.

Prosokioc