Fuente Carlos Salazar Fernández en elpais.cr

La construcción de la Marina Cocodrilo en el Golfo Dulce, en el Pacífico sur de Costa Rica, afectará dos humedales y los flujos naturales que mantienen la vida de esos ecosistemas, así como a los mamíferos marinos y el hábitat de la región, advirtió el oceanógrafo físico Guillermo Quirós Álvarez.

En su estudio “Evaluación del proyecto Marina Cocodrilo,  Puerto Jiménez, Golfo Dulce”, el científico costarricense señala que la empresa afirma que la cantidad de barcos navegando del total de 259 yates propios, no afectará la ecología de los mamíferos marinos ni el hábitat de diversas especies en la región.


Sin embargo, sostiene Quirós que a ese número se le debe sumar los barcos pesqueros inscritos ante el Incopesca: 193, más 200 de la Marina Cocodrilo y los barcos de la Marina Banana en Golfito –que ignora el estudio en cuestión, pero que es una realidad- donde atracarán 350 yates, para un total de 740 barcos, hasta de 260 pies de eslora según se anuncia por la empresa de Golfito.

Dijo que todas esas naves estarán navegando en un estuario tropical, de solo 18 kilómetros de ancho medio, compitiendo con ballenas y sus crías, con delfines, tortugas y peces.

“Esta competencia por el espacio vital entre los seres vivos y las máquinas, terminará acabando la fauna mayor en el Golfo, para empezar el proceso destructivo del ecosistema”, sentenció Quirós Álvarez.

El oceanógrafo encabeza una petición a la presidente Laura Chinchilla y a su ministro del Ambiente, René Castro Salazar, que se puede firmar en: http://www.avaaz.org/es/petition/Detener_la_construccion_de_la_Marina_y_Resort_Cocodrilo_en_el_Golfo_Dulce_Costa_Rica/?eSTbsdb

Quirós recordó también que la Sala Constitucional en el voto 16975-08 declaró con lugar un recurso que impide la construcción y desarrollo de cualquier índole en regiones costeras boscosas, y declaró que su mandato es retroactivo.

Conclusiones

Quirós sostiene que no se pueden seguir evaluando las cuantiosas inversiones en la zona costera, a partir de normas ambientales diseñadas para la tierra firme. Hay elementos esenciales para un manejo responsable de la costa, que pasan necesariamente por la inclusión de la fragilidad ambiental de los ecosistemas marinos.

Resaltó que ese criterio se fundamenta en un conocimiento preciso del ecosistema marino y su área de influencia. Además, explica que por ecosistema “concebimos no sólo la distribución espacial y temporal de organismos, si no las variables como la calidad y la dinámica de las aguas, la migración, la distribución de las áreas de desove y de reproducción de especies, así como las actividades humanas fundamentales de los lugareños que ya impactan y reducen las oportunidades en el ecosistema”.

Explicó también que la fragilidad ambiental guarda relación también con la suma de efectos de diversos proyectos en la misma región costera, en este caso el Golfo Dulce, pues el sistema de circulación marina los enlaza naturalmente.

Por ejemplo, sostiene, un derrame de hidrocarburos en una marina, acaba con la fauna submarina de un humedal supuestamente lejano y fuera del área del proyecto.

Afirma que en la base de las decisiones técnicas y políticas, se ubica el plan maestro regional, el cual debe contener elementos como tratamiento de desechos y basuras, protección de  mantos acuíferos, aéreas de desarrollo turístico, reservas naturales y parques nacionales, vías públicas, fuentes y distribución de energía y agua, programas educativos regionales, políticas de impuestos y concesiones, red de aguas residuales; entre otros.

Quirós advierte también que un plan de esta naturaleza está ausente en la cuenca del Golfo Dulce y debiera ser una herramienta fundamental para poder evaluar de forma responsables un proyecto como el que nos ocupa. Es por otro lado, un instrumento objetivo que le traería múltiples beneficios a las empresas inversionistas, evitándoles gastos innecesarios en proyectos imposibles para el futuro del ecosistema.

“Los estudios presentados, carecen de fundamento técnico y de conocimiento científico de base en materia de dinámica marina. Los profesionales contratados para llevar a cabo estos estudios, usualmente los vemos rebuscando en los centros de documentación de nuestras universidades estatales hasta los últimos papeles; y creemos que se valen de la ocasión para tomarle el pelo a los inversionistas y a los deficientes evaluadores nacionales de estos casos, con severas carencias técnicas y bajo la enorme presión política del jerarca de turno”, denuncia.

El oceanógrafo acusa que adicionalmente, cuando los consultores van al campo, no hacen una evaluación cuantitativa, se limitan a descripciones y en su mayoría, no evalúan los ambientes marinos bajo el agua, únicamente las zonas entre mareas, acantilados o playas: lo que la vista permite desde un montículo cercano. “Ese método de análisis quedó atrás en el siglo XVII y lo siguen aceptando como válido las autoridades ambientales de nuestro país”, acotó.

Para Quirós, sin los datos de campo pertinentes y un análisis serio de la condición ambiental, en su variación espacial y temporal, es  imposible establecer el plan de contingencia básico, donde se determina con certeza las acciones que corresponden en caso de los frecuentes derrames de toda índole en una planta industrial de una marina.

Advierte que el resultado de un derrame nocturno con una fase de marea creciente, bajo condiciones de tormenta marina y una bora en la boca del estuario, no es sencillo de analizar ni prevenir en sus efectos, ni se puede esperar a que desaparezcan los nublados del día para tomar acciones correctivas. Debe ser posible navegar a ciegas, para evitar daños mayores al ecosistema. Si no se tiene esa garantía, no se debe construir ninguna marina.

Recomendaciones

Por ello, Quirós propone “Denegar los permisos para construir la marina, por ser carentes de solidez científica y llegar a conclusiones sobre bases falsas”.

“Decretar por quien corresponda que el ecosistema estuarino Golfo Dulce ya saturó su capacidad de albergar proyectos que aumenten de alguna forma la navegación marítima”.

Además, solicita Iniciar un proceso de denuncia ante el Tribunal Ambiental, para establecer las responsabilidades legales de los permisos otorgados para construir el hotel Bahía Cocodrilo en el área de amortiguamiento y sobre un humedal costero, áreas protegidas por nuestro ordenamiento jurídico.

“Suspender de inmediato cualquier proyecto bajo ejecución en las riberas del Golfo, hasta tanto se elabore de forma responsable El Plan Maestro Regional de Desarrollo y Ordenamiento Territorial”.

Finalmente, Quirós Álvarez exige “Someter a una evaluación rigurosa los estudios aprobados por la SETENA en casos similares de marinas, dentro y fuera del Golfo Dulce”.

 

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