Fuente Marvin Barquero S.Y Carlos Hernández en nacion.com

Los casos de ataques de mosca de establo o chupadora contra animales en fincas ganaderas se incrementaron un 68% entre el 2009 y el 2011, según datos oficiales.

El número de casos atendidos pasó de 69 en el 2009 a 116 en el 2011.

Hasta el primer trimestre de este año, los casos iban por 40 en la zona norte, detalló Elliut Herrera, director regional del Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa). Prácticamente la totalidad de los casos denunciados se presenta en esa región.

El insecto se reproduce con fuerza en desechos de piña y el problema se incrementa con la humedad de la época lluviosa.

Este aumento se presenta pese a que las leyes y reglamentos permiten incluso el cierre de piñeras y otras plantaciones donde se manejen inadecuadamente los desechos vegetales.

Herrera advirtió que algunos casos de proliferación de esa mosca se han atribuido al mal uso de gallinaza, cerdaza u otros abonos naturales en las propias fincas ganaderas. Pero la cifra de casos de cada año es totalmente atribuida a la mala deposición de desechos vegetales. Se descartó la otra posibilidad en las inspecciones.

Impacto. Martín Chavarría, representante del Frente Nacional de Sectores Afectados por la Producción Piñera (Frenasapp), aseguró que, según cálculos de especialistas, un animal de engorde deja de subir entre 500 y 600 gramos diarios si una nube de moscas lo ataca al menos dos horas.

Además, las vacas bajan alrededor del 50% su rendimiento al enfrentarse a esta plaga.

La mosca se alimenta al chupar a animales de sangre caliente. La víctima más propicia es el ganado, pues muchas fincas están junto a las plantaciones de piña.

Chavarría aseguró que los problemas se dan en piñeras grandes y que en la zona caribeña también hay casos, pero que los ganaderos y vecinos se aburrieron de denunciarlos “porque nadie hace nada”.

Magda González, directora del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), dijo que también los ganaderos realizan practicas que estimulan la reproducción de las moscas.

El problemas aumentó con la acelerada expansión piñera, dijo.

Explicó que en cada hectárea de piña se desecha en masa foliar (hojas) y otra materia vegetal entre 200 y 300 toneladas. “Deshacerse de ese material en un clima como el de la zona norte, donde llueve mañana, tarde y noche, técnicamente es muy difícil”, argumentó González.

El SFE exige a los finqueros la incorporación de esa materia vegetal en el suelo, a una profundidad tal donde la mosca no pueda salir.

Abel Chaves, presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (Canapep), explicó que la comisión socioambiental ha tenido un acercamiento fuerte con productores de las zonas más conflictivas.

El objetivo es lograr programas de manejo de los rastrojos considerando que las horas sol se reducen con la entrada de las lluvias. Esto causa menos tiempo para trabajar en el control (fumigación) o deposición de los desechos vegetales.

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