Autor: Mauricio Álvarez Mora , Por Mauricio Álvarez Mora, proyecto ED-3526 Diálogo de Saberes y Geografía, docente Escuela de Geografía, Ciencias Políticas, Programa Kioscos Socio ambientales UCR y IDELA-UNA.
Hoy día de la tierra entra en vigor el Acuerdo de Escazú y mientras en la región celebran en nuestro país están amenazadas de muerte 12 personas de pueblos indígenas: Pablo Sibas Sibas y Robert Morales Villafuerte (Térraba); Maximiliano Torres Torres y Clarita Quiel Torres (Cabagra); Efraín Fernández Zúñiga, Carlos Antonio Zúñiga, Jason Ríos Ríos, Doris Ríos, Ariel Ríos (China Kichá); y Claudio Ortiz Rojas, Daniel Figueroa Morales, Minor Ortiz Delgado, Mariana Delgado Morales y José Enrique Ortiz Figueroa (Salitre). Además, han amenazado a dos defensores de derechos humanos de la Asociación de Iniciativas Populares Ditsö, Gustavo Oreamuno Vignet y Jeffery López Castro[1].
Estas 14 amenazas son producto de una violencia estructural, que han recibido los pueblos originarios y las personas activistas que acompañan el movimiento de recuperación de los territorios que por ley les pertenecen.
Estas intimidaciones son parte de los 88 tipos de agresiones registradas tan solo el año pasado[2], entre las que están: agresiones por parte de turbas, múltiples tipos de amenazas, amedrentamientos, hostigamientos, detonaciones de arma de fuego, incendios, bloqueos de caminos, agresiones con arma, ataques con sustancias químicas y muchas otras formas de violencia, cuyo hecho crucial fue el asesinato del dirigente indígena Jerhy Rivera, en febrero del 2020. Toda una guerra de lenta y cruel intensidad.
El Observatorio de Bienes Comunes, del Programa Kioscos Socioambientales y el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) alerta sobre los procesos de privatización y extractivismo, que amezan costantemente los recursos naturales como el agua, la tierra, el aire, los bosques, las reservas de peces, es decir, aquellos recursos biológicos de los cuales depende la vida de la humanidad, y los convierten en simples mercancías trasladando los altos costos de la explotación a los ecosistemas y a las comunidades rurales.
Feliz día de la Tierra, para quienes la cuidan, la trabajan y la defienden. Gracias a todas las personas de distintas comunidades que nos compartieron sus fotos y nos dieron permiso de publicarlas en este pequeño homenaje.
Para este 22 de abril Día Internacional de la Madre Tierra nos parece importante preguntarnos ¿Cuáles desafíos estamos enfrentado para su cuido? Les compartimos en estas infografías algunas de las tensiones que nos preocupan y les invitamos a reflexionar ¿Cuáles otras están presentes en sus territorios, comunidades, barrios?
Fuente: Frente Ecocipreses https://www.facebook.com/frente.ecocipreses.1
La deficiente e irregular administración de los últimos años de la ASADA de Cipreses ha agudizado la problemática del recurso hídrico en la comunidad. Todas las irregularidades administrativas han sido demostradas a través de investigaciones por parte del AyA. Desde el Frente comprendemos que el desarrollo ambiental va íntimamente ligado a una administración sana y transparente del recurso hídrico. Un mala gestión del recurso, las nacientes sobreexplotadas y violentadas en sus zonas de protección, forman el caldo de cultivo perfecto para un caos.
Los fondos públicos que administran las ASADAS son ÚNICAMENTE para velar por el abastecimiento y la continuidad del servicio a la población, así como para la protección del recurso hídrico. Mientras las nacientes se encuentran violentadas y deforestadas en sus zonas de protección y la ASADA sea administrada de manera deficiente e irregular, la crisis del recurso hídrico en Cipreses no acabará.
Dylanna Rodríguez Muñoz , Docente del Programa Kioscos Socioambientales.
El TC-590: Fortalecimiento de procesos de articulación con actores sociales y comunitarios en torno a conflictos socio-ambientales específicos en el territorio nacional, del Decanato de Ciencias Sociales y el Programa Kioscos Socioambientales, se formalizó en el 2010 como un proyecto que acompaña distintas luchas socioambientales, al visibilizar los conflictos territoriales a través de campañas informativas, elaboración de documentos, memorias, desplegables, notas de prensa, reportajes, talleres, intercambio de experiencias, ponencias, foros dentro y fuera de la universidad, apoyando los procesos de organización comunitaria y compartiendo con las comunidades los diversos conocimientos de las y los más de 500 estudiantes que han realizado sus 300 horas en este Trabajo Comunal Universitario (TCU).
Si bien institucionalmente se entiende que los TCU son actividades de Acción Social, desde el TC-590, se intenta el entretejido de las tres funciones sustantivas de la universidad: Acción Social, Investigación y Docencia. Por eso, han sido fundamentales a lo largo de estos 10 años, los procesos formativos con el estudiantado, a partir de la discusión teórico metodológica y el desarrollo de investigaciones en torno a los diversos conflictos, todo ello, en virtud de fortalecer la Acción Social y acercar a la universidad y a la sociedad.
El quehacer de este proyecto, ha apuntado hacia el acompañamiento de procesos de fortalecimiento organizativo en más de 35 comunidades en todo el país (Ver mapa), con presencia de diversos proyectos extractivos de bienes comunes de la naturaleza, por ejemplo: Proyectos Hidroeléctricos, producción de monocultivos, minería no metálica, contaminación de los ríos con diversos desechos (agrotóxicos, materia fecal de ganadería extensiva), megaturismo, por mencionar algunos.
Como hace 10 años, el tema de la privatización de los bienes comunes, y en especial del agua, es una problemática que amenaza cada vez más a los territorios, ya que este bien común es necesario para toda la cadena de valor de los extractivismos, no solo como materia prima. Por ello, desde el TCU mantenemos un proceso permanente de seguimiento a formas y mecanismos de privatización, jurisprudencia y gestión institucional, y por supuesto a procesos organizativos de defensa comunitaria.
Ha sido un tiempo de problematizar con las y los estudiantes el modelo de universidad. Y de priorizar la interdisciplinariedad para hacer frente a los retos sociales que nos demandan el contexto y la historia.
Esta década, la hemos caminado de la mano con la dignidad que procuran los pueblos del país, de aprender a subir las montañas de Talamanca, de esperar a que baje la llena, de correr para no ser rociados por el helicóptero de la piñera, de cantarle al río que quieren saquear, y de abrazar a la gente y reír con esperanza.
Las experiencias acompañadas nos han mostrado que la resistencia comunitaria frente a un modelo depredador, se construye sembrando e intercambiando alimentos, usando medicina tradicional, pescando a la orilla del río o a mar abierto, celebrando el trabajo colectivo, intercambiando conocimientos y construyendo de manera sustentable propuestas para defender los territorios, es decir, las comunidades no solo defienden lo común, sino que además, construyen saberes.
Este aniversario lo celebramos en medio de la pandemia, al asumir un contexto que complejiza el trabajo con las comunidades, las organizaciones y el estudiantado, y que desafía a la Acción Social, y a los proyectos de TCU en particular, ante la imposibilidad de salidas a campo, las brechas de comunicación de los territorios y poblaciones en vinculación, las limitaciones de la virtualidad, así como estudiantes que demandan actividades para el cumplimiento de las horas de TCU como requisito para graduarse.
Asumimos este momento en clave de análisis, reflexión y proposición para aportar en la construcción de una universidad cada vez más inclusiva, solidaria y comprometida con el bien común.
Tomado de: https://semanariouniversidad.com/opinion/una-decada-de-hacer-trabajo-comunal-universitario/?fbclid=IwAR11iDDrRgWyrpYnYkxhWUZXyL-_58X4hnE-9M0ktrDumCICwY8NS0V-A7g
¿Han escuchado sobre el Protocolo Nagoya?…
Nosotras y nosotros tampoco lo conocíamos, por esta razón hemos preparado este boletín e infografía para que podamos acercarnos a las implicaciones que tiene para nuestros territorios y vidas. Intentamos responder: ¿por qué debe preocuparnos? ¿quienes se benefician? ¿quienes pierden? y lo más importante, visibilizar lo que no están hablando sus defensores.
Con esto queremos llamar la atención que hay una disputa por la concepción y prácticas en torno a la biodiversidad presente en el Protocolo de Nagoya, que se presenta como pieza clave en esta tendencia de mercantilización de los bienes comunes.
Al final es una invitación para reflexionar sobre ¿Cuál sentido de biodiversidad está orientando a nuestros países?
Les invitamos a leerlos y compartirlos.
Pueden descargar el material aquí:
Boletín PDF