La flota extranjera sigue comercializando ilegalmente aletas de tiburón a sus anchas

Randall Arauz Presidente de Pretoma en nacion.com

“El aleteo de los tiburones está prohibido en Costa Rica y ya no hay de qué preocuparse”, según opinó el presidente ejecutivo de Incopesca, Luis Dobles, durante una comparecencia ante la Comisión de Ambiente de la Asamblea Legislativa el pasado jueves 21 de julio. Ante esto, el diputado liberacionista Alfonso Peréz opinó ante la Comisión que se debe cuestionar la existencia misma de organizaciones que luchan contra el aleteo, y denuncia donaciones millonarias destinadas a apoyar una causa inexistente.

Mi propia opinión es que la flota extranjera sigue comercializando ilegalmente aletas de tiburón a sus anchas. Desde el cierre de los muelles privados a la descarga de embarcaciones extranjeras a partir del 1.° de diciembre del 2010, hemos documentado cómo Incopesca recurre a todo tipo de artimañas para no afectar los intereses de la industria de aletas de tiburón establecida en Puntarenas. Lamentablemente, más de lo mismo.

Primero, se permitía que las embarcaciones extranjeras atracaran en sus muelles privados antes de descargar en el muelle público, facilitando la evasión de controles. Esto tan solo cesó cuando un grupo de pescadores de Puntarenas amenazó con cerrar el paso a un crucero turístico si Incopesca no exigía la descarga total previa de la embarcación en el muelle público. El capitán taiwanés del primer barco beliceño en descargar bajo estas condiciones fue recientemente condena-do en una corte de flagrancia por descargar 2.000 kilos de tiburones aleteados, exponiendo una dura realidad: la condición de privacidad exigida por la flota extranjera y vehemente defendida por Incopesca desde 1998, provee del escenario ideal para el aleteo, sin importar la presencia o no de inspectores.

Después de ese incidente, se ha documentado el movimiento de estas flotas extranjeras a puertos del Pacífico nicaraguense, donde las aletas de tiburón son cargadas en camiones costarricenses e importadas a nuestra nación. También se ha documentado el trasbordo de aletas en la “zona económica exclusiva”. La artimaña más reciente es la “descarga parcial” en muelle público. Ciertamente, se descargan los productos pesqueros en el muelle público, pero los tiburones son inmediatamente trasladados al muelle privado donde son pesados y las aletas, separadas.

Ahora bien, ¿no es de suma relevancia para la defensa del interés público que el pesaje de los productos importados y la separación de las aletas se lleve a cabo en infraestructura pública? En Incopesca nos dicen que no hay de qué preocuparse, pues las actividades en el muelle privado se realizan bajo el escrutinio de un inspector de la entidad. Sí, ¡pero son los mismos inspectores inútiles que en trece años jamás decomisaron una sola aleta de tiburón en los muelles privados!

En fin, la opinión de don Luis Dobles no extraña, pues él responde a las órdenes de la junta directiva de Incopesca, que a su vez protege los intereses de la flota extranjera “aletera”. Sí extraña un poco la opinión del diputado Pérez pues por su investidura no es posible que ignore esta realidad nacional. Sin duda alguna lee los periódicos, ve la TV o escucha la radio. ¿Será que él también está a favor de esta nefasta industria? Aprovecho la ocasión para ponerme a las órdenes de la Comisión de Ambiente para lo que se les ofrezca.

Prosokioc