Desastre ambiental en Zona Norte, denuncian vecinos
Fuente: elpais.cr

Redacción (elpais.cr) - Vecinos de las comunidades de Costa Ana de Buena Vista de Guatuso, organizados en el Comité de Lucha de Guatuso contra la Expansión Piñera, exigen al Ministerio Público y a los Tribunales agilizar la denuncia presentada por el Misterio del Ambiente ante la destrucción de un humedal en la comunidad de Costa Ana, la destrucción e invasión de áreas de protección, y el cambio de uso del suelo.

La denuncia se tramita ante la Fiscalía Ambiental de Guatuso bajo el expediente N° 09- 200601-630-PE, y  en ella figura como imputado Asdrúbal Campos Campos, quien está desarrollando una plantación de piñas en una parcela de casi 20 hectáreas que le alquiló a José Félix Arce Arroyo, vecino de esa comunidad.


Arce manifestó que se arrepiente de haber alquilado su parcelita y que, de haber sabido el daño que iba a provocar la piñera al humedal que hay en su finca, así como a las áreas de protección de quebradas, jamás la hubiera alquilado.

Aseguró que “sin que hasta ahora se haya recogido una sola piña, los daños ya son irreparables”.

Añadió que no sabe a qué podrá dedicar su parcela una vez que termine el contrato, porque la parcela va a quedar destruida, sus suelos lavados y erosionados, la riqueza biológica arrasada y los cuerpos de agua envenenados por el uso sistemático da agroquímicos.
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Según Arce Arroyo, después de esta experiencia “está claro que las plantaciones piñeras, lejos de traer beneficios a los campesinos y a la gente, son un infierno que todo lo desgracian”.

Por otra parte, Vianey Rojas, miembro del Comité de Guatuso, agregó que esta denuncia penal se viene a sumar a otras denuncias que las comunidades organizadas han presentado por los desastres ambientales causados por plantaciones piñeras en el cantón de Guatuso.

Recordó que ante la Fiscalía Ambiental de Guatuso, se tramita una denuncia penal contra Jorge Arturo Rojas Mejías, empresario de La Fortuna, y contra Gerardo Ramírez Ramírez, por la supuesta destrucción y el envenenamiento de ríos, quebradas y nacientes en la microcuenca del Río Barbudero, tributario del Río Frío, el cual desemboca en el Humedal del Refugio de Vida Silvestre Caño Negro.

El dirigente destacó que, en el caso concreto de Costa Ana, la historia se repite: destrucción y envenenamiento de humedales, ríos y quebradas en la microcuenca del Río Barbudero, lo cual se traduce en la profundización del deterioro del Humedal Refugio de Vida Silvestre Caño Negro.

Añadió que el humedal se está convirtiendo en un gran colector de aguas y suelos envenenados con agroquímicos, provenientes de las piñeras, y que solo anuncian su muerte.

Rojas recordó que el Refugio de Vida Silvestre Caño Negro tiene una extensión de 9.976 hectáreas y en razón de su importancia para la conservación de la vida silvestre, y de las aves en particular, ha sido declarado como “sitio Ramsar”.

Dijo que representa un importante imán para la atracción de turistas en la región. Para Rojas, este modelo agroexportador, pensado para el mercado externo y las grandes corporaciones transnacionales, está convirtiendo a la región en un desierto infernal que ahuyenta a los turistas, nacionales y extranjeros.

Vianey añadió que es hora de detener la expansión descontrolada e irracional de las plantaciones piñeras, y que la producción de piña bajo el actual modelo industrial a gran escala es una actividad perversa, que solo maleficios genera para la región y el país en su conjunto.

“Esta actividad agroindustrial, a cambio de unos cuantos salarios miserables, está destruyendo los suelos y la vida silvestre, envenenando las aguas y destruyendo la belleza paisajística de la región, esencial para el desarrollo del turismo regional, profundizando el proceso de deterioro ambiental que sufre la región durante las últimas décadas”, indicó.

Rojas denunció que, desde el punto de vista laboral, estas empresas de capitales foráneos explotan sin piedad a sus trabajadores, y recordó que muchas empresas tienen como política corporativa la contratación de mano de obra femenina y nicaragüense indocumentada.

La expansión piñera, que en la región suma más de 20 mil hectáreas,  está convirtiendo a la región en un enorme desierto, con impactos ambientales y sociales aún más graves que la minería de oro en las Crucitas.





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