¿Se imagina que de pronto alguien por venganza o racismo queme más del 70% de su casa o su finca? Eso tan terrible le pasó a la comunidad indígena de China Kichá, comunidad ubicada a 175 kilómetros al sureste de San José. 

En este mundo con un clima enfermo y en llamas, el acompañamiento y la solidaridad son mecanismos necesarios para denunciar esta triste realidad y tratar de cambiarla. Es por esto que más 370 personas y representando más de 150 diversas organizaciones, sectores, comunidades e instituciones se solidarizan y se unen al grito de demanda en contra de estos crímenes de odio. 

Entre las peticiones que respaldaron están el apersonamiento de los bomberos de Pérez Zeledón cuando hay un llamado por incendio en los territorios recuperados de China Kichá, pues cada vez que hay una emergencia de esta índole los bomberos manifiestan que no van a intervenir “quemas de charral”. Solicitan la presencia del SINAC durante las emergencias por incendios forestales en China Kichá para atender las quemas de los bosques donde mueren muchos animales. Finalmente solicitan una investigación por parte de la fiscalía de Pérez Zeledón para atender las denuncias interpuestas por los incendios provocados en China Kichá e identificar responsables de estos agravios. 

Entre las personas firmantes se encuentran representantes de instancias universitarias como el Programa de Kioscos Socioambientales (UCR), el Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA, UNA), la Federación de Estudiantes de la Universidad Nacional, el Centro de Investigaciones Políticas (UCR), el programa Era Verde (UCR) y Palabra de Mujer (UCR), el Programa Pueblos Indígenas Agroecología y Buen Vivir (UNA) y Revista U Chinche (UCR); organizaciones ecologistas como Movimiento Ríos Vivos, Semillas Libres CR, Escazú Ahora CR, Frente Ecologista Universitario, Diwo Ambiental, Red de Juventudes y Cambio Climático, Bloque Verde, Frente Eco Cipreses, Red Natural Belemita, Red de Coordinación en Biodiversidad, Asociación Salvemos las Lomas, Colectivo Ambiental Tatiscú, Fundación Corcovado, Frente Ecologista del TEC, Asociación Ecologica Corcovado Bijagua, Alianza de Comunidades por la Defensa del Agua de Puntarenas; organizaciones sociales y de derechos humanos como la Coordinadora Lucha Sur Sur, Consejo Ditso Iriria Ajkonuk Wakpa, Casas Escucharte Caribe, Redess (Red de Economía Social Solidaria), Escuela Feminista Saberes Cómplices, Red de Mujeres para el Desarrollo, Asociación Pro Asojoven San Carlos, Departamento Ecuménico de Investigaciones, Foro de Mujeres Rurales de Costa Rica, Rincón Ecológico Cultural Terraba, Abriendo Datos Costa Rica; otros territorios indígenas como Curré, Conte Burica, Térraba y Matambú; algunas agrupaciones políticas como Nuevo Partido Socialista, Frente Amplio, Juventud Vanguardista Costarricense, Partido de los Trabajadores; otras organizaciones como el Centro de Estudios y Publicaciones Alforja, Casa Madremonte, Un Rojo Reggae Band, Las Sirenatas, Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados, La Feria Producciones, Teatro Abya Yala, Asociación Guías y Scout de Costa Rica, Suave un Toque; así como estudiantes y docentes de las distintas universidades públicas del país,  artistas independientes y vecinos y vecinas de múltiples comunidades alrededor del país quienes a título personal mostraron su solidaridad con la comunidad de China Kichá. 

A modo de contexto, la situación en China Kichá es alarmante. En primera instancia, cabe resaltar que por decreto del año 2001, el Estado costarricense asignó 1100 hectáreas para el pueblo cabécar en China Kichá. Para el 2014, de ese total, los cabécar apenas tenían 33 hectáreas en su poder, es decir, el 97% de la tierra estaba en manos de personas ajenas a la población indígena (Forest People Programme, 2014). Como respuesta, desde el 2019, este pueblo indígena se ha organizado para recuperar su territorio logrando la posesión de 800 hectáreas. Gracias a las recuperaciones, las tierras han pasado de ser parcelas deforestadas, convertidas en monocultivos y potreros de ganadería extensiva, a ser paisajes llenos de biodiversidad, asegurando el cauce del río y garantizando la seguridad alimentaria, y con esta, la autonomía del pueblo cabécar.

 En segundo lugar, como forma de presión y de venganza, los incendios se han convertido en una de las formas de violencia más constantes en este territorio indígena, y son provocados, como lo señalan personas recuperadoras, “bajo las órdenes de tres empresarios muy adinerados e influyentes de la zona”. Estos incendios han cubierto un aproximado de 800 hectáreas, es decir, más del 72% del territorio que por ley les corresponde y que por hecho y derecho han recuperado. De esta forma, los incendios arrasan estas áreas boscosas revitalizadas, al igual que las fuentes de agua, la fauna del lugar y los cultivos de las personas indígenas. Esto es una guerra contra la naturaleza y las comunidades indígenas. 

Es fundamental recalcar que para el pueblo cabécar de China Kichá la tierra, no es solo tierra, sino que es un territorio y es su hogar, lo que significa asegurar la continuidad de su pueblo indígena, un pueblo amenazado con desaparecer.  Doris Ríos Ríos, recuperadora y lideresa cabécar expresa: “Cada vez que queman nos dan en el alma porque es como que nos están matando a nosotros (...) nos duele muchísimo porque están quemando nuestra casa (...) No están quemando simplemente plantas, están quemando seres vivos, con los que nos necesitamos mutuamente”.

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